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Hace bastantes años, en junio de 1977 hice junto a mi amigo Pepe un recorrido por el Tajuña. Llegamos desde Madrid a Guadalajara Capital en autobús y desde allí subimos andando hasta Horche y ese mismo día bajamos al valle del Tajuña. Nuestro recorrido acabó en Cifuentes (donde nos acercamos a ver a un compañero de Facultad de Geológicas.). En la vega acampamos junto a Brihuega durante dos días y un grupo de chavales del pueblo se hicieron amigos nuestros. Como estaban de vacaciones, cada vez que subíamos a Brihuega nos acompañaban a todos los lados. La gente en el camino pensaba que éramos de un programa de TV que se llamaba "Los ríos", que en aquella época daban por la 1. De aquella sólo existía la 1 y el UHF (lo que ahora sería la 2). El viaje fue muy interesante, lo hicimos por los caminos que se encontraban a la izquierda del río según lo remontábamos hacia Brihuega. En el cruce de la carretera del valle que va por la derecha del río con Romanones había un merendero bajo un nogal que era una maravilla. El dueño, que era de Romanones, tenía detrás un pequeño huerto. ¡Vaya ensaladas y tomates, riquísimos!. Varios años después pasé por allí y estaba cerrado. Poco antes de llegar a Brihuega vimos a un Hare Krishna lavándose en el río, muy cerca del puente rural hecho de troncos que puedes ver en una de las fotos. La vista de Brihuega desde el camino que sube desde la vega junto a los huertos y entra por el Arco realmente nos impresionó por su belleza, de hecho hicimos bastantes fotos.
Yo pasaba un dolor de muelas desde hacía dos días y como el dentista tenía consulta en Brihuega un día a la semana y no era el día, convencimos al médico, que ese día por la tarde noche llegaba de su recorrido por los pueblos de alrededor, para que me sacara la muela. Recuerdo que en su casa tenía varios niños pequeños. Se puso manos a la obra, no sin antes enseñarme el instrumental sin estrenar. Me dijo: "será la primera vez que lo hago", y lo hizo de maravilla. Una pena no recordar su nombre, le estaré siempre agradecido. Las ruinas de la iglesia o convento, que estaban en la subida desde el arco a la derecha, en una calle en la que había una pared de piedra bastante alta, creo recordar, junto con la vegetación que las medio cubría, les daban una sensación melancólica.
El pueblo y sus gentes se portaron con nosotros muy bien, tanto en Brihuega como a lo largo de todo el recorrido. Recorrer un río tiene algo especial, recomiendo a todos que lo hagan al menos una vez, seguro que elijan el río que elijan será un recuerdo que pervivirá siempre en su vida. En mi vida es el Tajuña. Carlos Castillo
Iglesia de San Miguel
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